Cultura Productividad
Comunal
febrero 24, 2021
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5 min
Las organizaciones que han sido capaces de adaptarse y salir con éxito de los desafíos de la pandemia del COVID-19 han sido, evidentemente, resilientes. Esta capacidad les ha sido especialmente útil para la continuidad de sus negocios y la planificación en medio de un contexto de crisis.
Según un estudio de McKinsey en el que analiza el comportamiento de una serie de organizaciones en el Reino Unido, hay varios puntos de encuentro entre las empresas que han podido tener una salida exitosa a pesar de la pandemia. Todas pudieron identificar procesos críticos y desarrollar planes de respaldo para ir por un buen camino y, en muchos sentidos, sus prácticas pueden servir como consejos para la nueva normalidad para aquellas empresas que aún batallan en la crisis.
Este estudio logró dar con cinco características en común entre las organizaciones. Estas no solo contribuyeron a enfrentar la crisis, sino que también permitieron conducir las operaciones hacia otras metodologías y operaciones más ágiles.
Tener un propósito claro y simple que se aplique a toda la empresa ayudó a involucrar y motivar a los colaboradores, así como a priorizar demandas competitivas. Del mismo modo, las organizaciones más efectivas se enfocaron en comunicaciones más frecuentes, explicar decisiones y compartir evaluaciones realistas.
Las organizaciones ágiles a menudo tienen un propósito y una visión compartidos, una guía que ayuda a las personas a sentirse personal y emocionalmente comprometidas con la empresa. Esta permite a los colaboradores observar de forma individual y proactiva los cambios en las preferencias de los clientes y el entorno externo, y luego actuar en respuesta a ellos.
La segunda práctica compartida fue la creación de espacios y estructuras para la rápida toma de decisiones y asignación de recursos. Estas permitieron a las organizaciones eliminar la burocracia y los niveles de gestión que hacían esta tarea lenta y laboriosa.
La toma de decisiones rápida, eficiente y continua es una característica de las organizaciones ágiles. En lugar de grandes apuestas espaciadas, toman continuamente pequeñas decisiones, las prueban rápidamente en la práctica y las ajustan según sea necesario.
La tercera práctica común fue la creación de redes de equipos y el establecimiento de una clara responsabilidad de roles. Esto implica la reducción de barreras jerárquicas que lleva a los altos directivos a un contacto mucho más directo con los líderes operativos.
En las organizaciones ágiles es posible encontrar una jerarquía de gestión tradicional fácilmente reemplazada por una red de equipos flexible y escalable, con estructuras claras y planas que muestran la claridad suficiente para identificar la responsabilidad de cada uno de los roles.
Empoderar a los colaboradores de primera línea es fundamental pues son ellos quienes están más cerca del cliente y, por tanto, tienen la información más relevante y mejores ideas sobre sus necesidades. Esto debe darse en un ambiente y cultura flexible que les permita desarrollar su visión e impulso empresarial, de modo que sientan la pasión, compromiso y valentía necesaria para proponer innovaciones en el modelo de operación.
En las organizaciones ágiles, los líderes adoptan papeles de visionarios, entrenadores o arquitectos, y menos de directores o controladores. Los líderes deben buscar reforzar estas prácticas al delegar funciones, dando la oportunidad a sus equipos de asumir mayor responsabilidades mientras desarrollan nuevas capacidades.
Durante la pandemia del coronavirus se fortaleció el uso de la tecnología, ya que, al tener a la gran mayoría de colaboradores trabajando desde casa, las organizaciones les proveyeron todos los dispositivos necesarios para laborar de manera remota. En la etapa pospandemia, la tecnología seguirá siendo clave para la interacción y se convertirá rápidamente en parte de la vida laboral cotidiana.
En el caso de las organizaciones ágiles, la tecnología se integra en todos los aspectos de la empresa. De esa manera, se elimina todo lo desactualizado para adoptar nuevas plataformas más adecuadas. Necesariamente, estos procesos deberán ser pensados en términos de costos para cada compañía.
En muchos sentidos, estas prácticas pueden servir a las empresas como recomendaciones para mantenerse a flote en la nueva normalidad. Queda claro que, para seguir operativos y rentables en el 2021, es necesario hacer una planificación para repensar la estructura de tu organización y considerar las prácticas que tienen el potencial de llevarla hacia el futuro, como la agilidad.
Las metodologías ágiles llevan el trabajo en equipo a otro nivel, permitiendo que las personas y los equipos puedan trabajar en los proyectos más complejos y desafiantes incluso cuando se encuentran en diferentes lugares.
No obstante, puede que no todos los miembros de tu equipo cuenten con las herramientas y los ambientes adecuados para trabajar de forma productiva y sin interrupciones. Es evidente que nuestra forma de trabajar cambió y, con ello, las necesidades de las empresas. Hoy es importante contar con personas que te entiendan y sean tus aliados para potenciar tu experiencia de trabajo.
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Fuente:
McKinsey & Company (2020) “Agile resilience in the UK: Lessons from COVID-19 for the ‘next normal’”. Recuperado de: https://www.mckinsey.com/business-functions/organization/our-insights/agile-resilience-in-the-uk-lessons-from-covid-19-for-the-next-normal#