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Alfredo Alfaro: “Felicidad es sentir que formas parte de la tribu”

Comunal

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abril 19, 2022

|

5 min


¿Cuántas veces nos detenemos a pensar qué es la felicidad? Sabemos que la buscamos, creemos que la perseguimos, pero no tenemos muy claro qué significa, cómo alcanzarla y qué es lo que nos brindará. Esa es una pregunta que Alfredo Alfaro dedica su vida a responder, sobre todo dentro del mundo corporativo, en el que lleva 14 años. Además de haber estudiado ingeniería industrial y recursos humanos, de haber publicado el libro
“Primero personas, después profesionales” y de enseñar en la Universidad del Pacífico, hace 3 años fundó First People Consulting, empresa con la que ayuda a potenciar talentos en las organizaciones, basándose sobre todo en este aspecto vital del trabajo, en el que nadie parece enfocarse: la felicidad del equipo.

“¿Por qué involucrar la felicidad en las organizaciones? Hoy se habla mucho de actividad, de tech, de digitalización, etcétera. ¿Y la felicidad dónde está quedando? ¿El bienestar de los colaboradores? A mí me encantaría ver un estudio en Perú que investigue si estas empresas de banca, telefonía, internet, que están en el proceso de digitalización hace años, les han preguntado a sus integrantes si se sienten más felices” comenta Alfredo. Nos perdemos de mucho hablando constantemente de tecnicismos, pero dejamos de lado el sentir de nuestros colaboradores. Comunal lo invitó a hablar sobre esto, en un evento organizado para cerrar la semana de la felicidad. Esto fue lo que nos dijo.

¿Cómo estamos en el Perú en términos de felicidad?

La ONU, a través de Gallup, la consultora que tiene presencia en todo el mundo, realiza estudios de felicidad, medida en 149 países. El Perú está en la posición 74. Hemos retrocedido 11 posiciones. Este estudio mide variables como PBI, esperanza de vida, soporte social. Es decir, la sensación de que estamos juntos y la libertad para poder tomar decisiones. Yo puedo tomar decisiones si el sistema me genera un ambiente seguro, pero si el sistema me genera ambigüedad, que es la forma en la que hemos estado viviendo estos últimos años de pandemia, todo se convierte en blanco y negro. ¿Voy a invertir? ¿No voy a invertir? ¿Voy a pensar en mi desarrollo? Mejor no. Mejor me espero. Eso tiene mucho que ver con que el Perú haya retrocedido 11 posiciones. 

¿Por qué es tan importante la felicidad dentro de las organizaciones?

La forma más sencilla de responder es con cifras. A través de lo que nos dicen los estudios. La felicidad genera empleados 43% más productivos, según la universidad de Warwick. La organización fideliza hasta un 44% más a sus empleados, según Gallup. Las ventas aumentan hasta un 37%. Las calificaciones de los clientes aumentan un 10% y las personas felices son hasta un 87% más creativos, según la universidad de Berkley. Las organizaciones con altos índices de felicidad tienen hasta un 55% menos de rotación de personal, hasta un 41% menos de ausentismo y hasta un 40% menos de productos defectuosos, también nos dice Gallup. Las empresas con una cultura que busca la felicidad tienen hasta un 33% menos de bajas laborales, según Forbes, y sus colaboradores experimentan hasta un 45% menos de estrés. Son cifras poderosas, que no mienten. La felicidad le hace bien a todos, desde el individuo hasta la organización. 

¿Tenemos claro qué es la felicidad? 

Es una pregunta difícil de responder, pero creo que el camino es entender que todo pasa por permitirte ser humano. Exigirle al equipo de atención al cliente que esté sonriendo todo el día no es saludable para su bienestar. Lo que necesitamos hacer es abrazar nuestra vulnerabilidad. Que nos permitan, y permitirnos, decir “no sé, necesito ayuda”. Felicidad no es estar con la cara sonriente hasta que te dé un calambre. Es más bien tener la confianza de poder entablar conversaciones abiertas, sinceras y francas con mi jefe. No pasa tanto por hacer el evento gigantesco, con todos los colaboradores, gastando grandes presupuestos, sino en hacernos sentir que formamos parte de la tribu. Que estamos en un lugar donde nos permiten ser y estar. Donde no solo es diversidad, sino también es instrucción. 

¿Cómo han cambiado las cosas en estos tiempos post pandemia?

¿Qué están enfrentando hoy las organizaciones? Resistencia por volver a las oficinas. No encuentro un buen motivo por el cual los trabajadores necesitan regresar a las oficinas con esa urgencia. Lo que hay es miedo. Miedo por parte del jefe, que necesita controlarlos. Necesita verlos. El discurso de las áreas de recursos humanos es que necesitan transmitir la cultura. Fortalecer los vínculos entre líderes y liderados. Pero ¿de qué sirve si los haces ir un lunes a la oficina, y se sientan, sacan su laptop y la miran todo el día, pudiendo organizar ese mismo trabajo desde su casa? Se tienen que crear espacios de cooperación, donde puedan socializar, conversar y darse feedback. Y esa es la mejor forma de transmitir la cultura, de hacerlos formar parte de la tribu y de generar bienestar. Renovar el sentido de pertenencia. Identificación y formación de líderes para nuevos incentivos. El perfil del puesto del 2019 no es igual al del 2022. Las competencias han cambiado.  Entonces ¿por qué seguimos contratando con el mismo perfil? Se tiene que sostener el crecimiento provocando la milla extra. Trabajar por objetivos. Para mí el “ponte la camiseta” o “tienes que estar más comprometido” es la excusa perfecta de un jefe que no sabe trabajar por objetivos. Así de simple. El futuro de las organizaciones se ha involucrado en un cambio de perspectiva, nuevas formas de hacer las cosas y poner al centro a las personas. 

Semana 2-1

¿Qué se debe hacer para conectar con estas nuevas perspectivas?

Primero, conectar con los motivadores de los integrantes. Y segundo, conectarlos con el propósito organizacional. Tenemos que hacer una pausa para reflexionar sobre qué le motiva al colaborador. Las áreas de recursos humanos y los líderes, tienen que tener una mirada de túnel para los talentos y preguntarse ¿qué los enciende? ¿Qué los motiva? ¿Por qué siguen trabajando con nosotros? ¿Qué están obteniendo, en su vida personal o profesional, de trabajar con nosotros? ¿Qué meta están persiguiendo actualmente? Quieren un reconocimiento. Hay que generar programas diferenciados. No podemos dar lo mismo a todos, ese es el peor error que se puede cometer. Puedes generar temas transversales, motivadores transversales. Pero a los que te mueven la aguja tienes que diferenciarlos.
El segundo punto: conectarlos con su propósito en la organización. ¿Qué se perdería el mundo si la empresa en la que trabajas desaparece? Los colaboradores no tienen claro eso. Salvo la primera línea. ¿Cuál es la gran preocupación final en la empresa? ¿Está siendo trasladado a todos los trabajadores? ¿Estamos conectando la preocupación final de la empresa con la del equipo? La primera línea y ejecutivos, en un 85%, tienen el propósito y lo entienden. Pero cuando vamos niveles más abajo cambia. Solo un 15% lo entiende. ¿Por qué el ADN de las empresas se queda en esos niveles y no pasa a los siguientes? ¿Es un tema de comunicación? ¿Es un tema de relación líder – liderado? Lo que comunica la organización es una cosa, pero lo que viven en el día a día, con sus colaboradores, con sus pares, con sus líderes, pueden no estar alineados. Estos solo generan relaciones transaccionales con el trabajo. Me pagas y trabajo. 

¿Cómo comunicar mejor y darle estas herramientas al colaborador?

Generando vínculos estrechos de apoyo, cuidado y protección mutua. Aquí entramos a la vulnerabilidad. Que es inherente al ser humano. Necesitamos líderes que exhiban preocupación genuina por el equipo. Para apreciarnos, mirarnos y reconocernos. El feedback aquí es muy importante. ¿Qué tan fácil resulta en tu equipo decir “no sé hacerlo” o “no entendí”? ¿Necesito ayuda? ¿Quisiera aprender a hacerlo mejor? ¿Se dan esas conversaciones? Y si hay un fracaso, ¿generamos un espacio para traer ese aprendizaje? Es importante hablar del fracaso, aprender del fracaso. La vulnerabilidad es un valor importantísimo, para lograr bienestar, felicidad, y, a la larga, objetivos. Generar espacios de conversación, para que las personas sientan que forman parte de una tribu.

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