Basta con ver algunos minutos de una película de Woody Allen, para que se manifieste de inmediato en la pantalla, a través de la fotografía y del diálogo de sus neuróticos personajes, cuánto ama el director a la ciudad de Nueva York. Desde "Manhattan" hasta “Lluvia en Nueva York”, Allen no deja de homenajear a ese espacio urbano donde ha expresado mejor su creatividad, donde ha sido más productivo y prolífico. La Gran Manzana lo hipnotiza, ha dicho Woody. Se apodera de él de una forma sumamente positiva y le permite trabajar más y mejor.
Algunos rincones de la ciudad inspiran. No solo basta con tener una oficina en la que se cuente con todo lo necesario para impulsar a los colaboradores. Es un gran aporte tener espacios cómodos, sitios para la reunión y el descanso, buenas salas de reunión, toda la logística indispensable. Pero ¿cuánto ayudaría todo eso si es que el edificio se encontrará en una zona oscura, ruidosa, peligrosa, sin espacios verdes ni ningún atractivo? Pues, es casi un hecho que la experiencia de trabajo no sería la misma.
En Barranco, distrito histórico, bohemio y tradicional, con sus malecones, galerías, restaurantes, alamedas, plazas y casonas, la buena vibra se respira desde cualquier calle o jirón. Y en la cuadra 6 de la avenida Grau, una de las principales del distrito, está Comunal Grau. Un espacio donde no solo importa lo bien que te sientas dentro de la oficina, sino también lo bien que te sientas fuera de ella.
Francisco Valdivia es director de arte de Vena, una agencia de publicidad que ofrece servicios 360° en el campo de la creatividad, diseño gráfico, planning estratégico y más. Su cuartel general está en Comunal Grau que, en sus propias palabras “es ideal para trabajar, porque no solo es tranquilo, sino muy bonito. Además, la gente de Comunal siempre está presente y lista para ayudarnos a sacar nuestra chamba adelante, con lo que les pidamos”.
Con un diseño que rememora a las antiguas quintas barranquinas, Comunal Grau está cerca a todo lo que este hermoso distrito tiene para ofrecer. Hay supermercados, restaurantes, un malecón con una vista al mar impresionante, playas, la plaza municipal, su parque y su biblioteca. A pocas cuadras tenemos librerías como La Rebelde, locales para comer -desde un cebichazo de mercado en el Canta Ranita, hasta una papa rellena de campeonato en Isolina. Tenemos adónde ir para ese traguito al final del viernes, en Piselli, Juanito o La Noche. Y si uno quiere relajarse viendo arte, están el Museo de Arte Contemporáneo y la galería Lucía de la Puente. ¿Qué mejor lugar para pasar el día a día?
Foto: Dragonfly Hostels
Foto: Perú21
Foto: Peruhop.com
Foto: Xpedia
Francisco, además, es barranquino. Conoce de primera mano lo bien que uno se la pasa ahí, haciendo lo que sea. “Amo Barranco. Vivo y trabajo aquí. Estar aquí día a día es respirar y vivir tradición”. Uno absorbe el entorno y esto puede ser realmente inspirador. Salir a caminar en los ratos libres es pura recreación para los ojos. Y vuelves a la oficina cargado de inspiración”. Termina.
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